martes, 8 de enero de 2013

Me Cago en el Diezmo

Se nos pasa la vida haciéndonos pajas con la ingeniería civil y soñando con volar en Ryanair a Cancún. Se nos olvida casi siempre, sin embargo, que las grandes obras de Kefrén, Gaudí o Santi Calatrava sólo fueron posible porque unos pomposos gilipollas con aires de grandeza decidieron dotarse de una mansión, de una tumba o de un puente aún más aberrante que el de sus también pomposos vecinos, demostrando así que habían exprimido con más eficacia a sus obreros en la fábrica textil, a sus payeses en las crecidas del Nilo o a sus estúpidos votantes. Y se nos olvida, finalmente, que para que un tontolaba pueda volar barato a la Riviera Maya, otros tendrán que subvencionarlo con sus impuestos o sus salarios de miseria.

Nacimos pa vivir en grupos pequeños en los que todos se conocieran por el nombre de pila, dónde las leyes fueran pocas y justificadas. Y sobre todo nacimos pa cazar y recolectar, pa no tener caries, ni tiranos constructores de pirámides. Por eso no quiero rey, pero tampoco república. Sólo cerveza con tapa.