sábado, 13 de abril de 2013

Arroz a la manera de los Montes de Málaga





Pongo aceite de oliva hasta que cubra el culo de la cazuela y lo caliento. Le añado el ajo (bastante ajo) bien cortadito y después pongo el conejo troceado (no lo pongas a fuego fuerte que quemarás los ajos). Cuando esté todo bien doradito, lo aparto y, en el mismo aceite caliente, pongo un cuarto kilo de tomates bien troceado (si lo pasas por el chino mejor; también vale una lata de tomate triturado, pero que sea mejor que el del Hacendado). Lo sofrío como dios manda, añadiéndole sal, y lo remuevo con alegría. Cuando aquello tenga el aspecto que tiene que tener y huela a buen tomate frito con ajos, le añado un vasito de vino blanco. Ten cuidado que sea seco porque si no te saldrá mal. Remuevo para que ligue y lo dejo cinco minutitos reduciéndose. Cuando ya han pasado los cinco minutos, le añado el caldo de pollo (el que venden en Mercadona vale). Dejo calentar hasta que reviente a borbotones, luego bajo el fuego y le añado los pimientos morrones cortados a tiras, dos hojitas de laurel y un majado de pimienta (cinco o seis granos), clavos (seis), cominos (una cucharadita), unas hebras de azafrán y canela molida (media cucharada). Corrijo la sal y le añado el conejo que teníamos frito y apartao y cuatro puñaos de arroz (a mí me gusta el bomba de Calasparra). Remuevo un poco y lo pongo a fuego medio hasta que el arroz quede en su punto.

Entonces y con la rapidez de un rayo –pa que no se pase- se emplata y se come acompañado de un vasito de vino y un par de amigos. Mañana os explico la chanfaina.
 

miércoles, 10 de abril de 2013

Sarampedro vs Darth Margaret


Mi amigo Ambrosio Panadero se preguntaba ayer mismo si José Luis Sampedro y Sara Montiel no serían los extremos de una misma entidad, una entidad diversa y representativa del lado claro de la fuerza, testigo de una época que parece morir definitivamente con ella/ellos. Curiosamente, Ambrosio apostillaba su pensamiento -él que, más que ateo, es antiteísta- con una reflexión sobre la coincidencia de la muerte de "Sarampedro" con la de Margaret Thacher, como una prueba más de que dios es un fontanero chapucero que hace lo que puede y que sólo ha intentado -con más tontuna que fortuna- restablecer por la tremenda el equilibrio de un universo que hace ya décadas que está condenado. Bakunin, Luc Skywalker y Buda habrían estado, sin duda, de acuerdo con él. Y yo también.