El bueno de
Hupalupa lloró cuando Hautacuperche decidió matar al conde. No negaba que
Peraza hubiera traicionado a los suyos, pero sabía que el joven e impulsivo
gomero sólo actuaba movido por el calor de su bragueta. Ahora tenía que escoger
entre la mezquindad y la estupidez, entre lo malo y lo peor. Y eligió bien. Hupalupa
murió de pena poco antes de que ambos contendientes cayeran.
Hoy acompaño un alfonsiño que he pescao con
pellas de gofio.- En tiempos en los que las papas todavía
no habían cruzado el charco, la pella (de) gofio debió ser el alma de cocina
canaria, y mezclada con la dulce miel de las palmeras o de las abejas, sigue
siendo el must de las meriendas y los
desayunos del archipiélago. Yo, sin embargo, la prefiero amasada con un caldo
hecho con pescado de roca, porque con ese trozo de harina tostada y amasada con
aromas del mar reconstruyo en mi cabeza los avatares del sabio Hupalupa, que en
gloria esté.
Para hacer pellas comme il faut
hay que escoger un gofio nuevo (yo lo prefiero de trigo, pero puedes hacerlo
con el que te venga bien), ponerlo en un cacharro de barro, y regarlo muy
poquito a poco con el caldo caliente resultante de sancochar ese pescado de
roca del que hablaba antes. Luego lo revuelves hasta obtener una masa compacta
en forma de pan, cortándola en rodajas de un dedo de ancho... Y ya tienes un
exquisito manjar listo para acompañar el pescado a la manera que más te guste o
convenga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario