Tengo una aspiradora Roomba que llama a mi puerta cada mañana. Yo remoloneo, ella insiste. Yo hago como si no fuera conmigo, ella insiste. Me tapo con la almohada, ella insiste... Me levanto, por fin. Desayuno y, mientras mojo la tostada (sí, yo soy de los de mojar), ella pasa de derecha a izquierda haciéndose la interesante.
La sigo con la mirada hasta que tropieza con el sofá. Rebota y vuelve hacia atrás. Ahora pasa de izquierda a derecha. Ronronea, da la vuelta ... y finalmente se retira dócilmente a su cubil.
A veces pienso que esa máquina quiere algo conmigo.
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