En contra de lo que pueda parecer, a Cucufato no le cortaron los huevos. Era desde luego un tipo bastante friki, juzguen ustedes mismos. Nacido cristiano en el norte de África (como yo) de padre montado en el denario, se le fue la olla siendo teenager y decidió -junto a su hermano- emigrar a Hispania en busca de la salvación. Por lo visto se había corrido la voz de que en la Tarraconense hacían unos martirios dabuten, y allí acabaron con las entrepiernas húmedas.
Ya en Cataluña su hermano se hizo mosso d'esquadra (se dio cuenta que le iba más dar que recibir), pero Cucufato siguió erre que erre y empezó a tocarle las narices a todo prefecto del Imperio que se le ponía por delante. Primero fue Galerio, que lo entregó a doce robustos soldados para que le hicieran de todo. Pasaron las semanas y a Cucufato cada vez se le veía más y más radiante y feliz; por el contrario los soldados se habían consumido en su propia lujuria.
Le siguió Maximiano que lo metió en aceite hirviendo mientras él canturreaba salmos. Al final quedó como un pollo al ast . Entonces fue dios, lo tocó con su varita mágica y lo dejó como nuevo, mientras Maximiano -charnego de pro- se consumió de coraje.
A Maximiano le siguió Rufo, que no se anduvo por las ramas y mandó cortarle la cabeza. Se ve que dios no estaba ese día y allí acabó la historia del friki de Cucufato. Todo esto ocurrió en lo que hoy es Sant Cugat del Vallés y aunque no se lo crean, San Cucufato es el patrón de los jorobados (alucino con la Santa Iglesia y sus ocurrencias...). Festividad: 25 de julio.
Ya en Cataluña su hermano se hizo mosso d'esquadra (se dio cuenta que le iba más dar que recibir), pero Cucufato siguió erre que erre y empezó a tocarle las narices a todo prefecto del Imperio que se le ponía por delante. Primero fue Galerio, que lo entregó a doce robustos soldados para que le hicieran de todo. Pasaron las semanas y a Cucufato cada vez se le veía más y más radiante y feliz; por el contrario los soldados se habían consumido en su propia lujuria.
Le siguió Maximiano que lo metió en aceite hirviendo mientras él canturreaba salmos. Al final quedó como un pollo al ast . Entonces fue dios, lo tocó con su varita mágica y lo dejó como nuevo, mientras Maximiano -charnego de pro- se consumió de coraje.
A Maximiano le siguió Rufo, que no se anduvo por las ramas y mandó cortarle la cabeza. Se ve que dios no estaba ese día y allí acabó la historia del friki de Cucufato. Todo esto ocurrió en lo que hoy es Sant Cugat del Vallés y aunque no se lo crean, San Cucufato es el patrón de los jorobados (alucino con la Santa Iglesia y sus ocurrencias...). Festividad: 25 de julio.
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